EL CIP: MÁS VIGENTE QUE NUNCA

Actualmente, en la industria de la publicidad y de los sectores asociados a ella, las relaciones entre los diversos actores se transforman y multiplican, desaparecen intermediarios y las reglas de juego se modifican velozmente o se diluyen. En este contexto de cambios y constantes reformulaciones, el rol de aquellas entidades que velan por las buenas prácticas, para que no se produzcan inequidades, contratos poco claros o arreglos injustos ante la aparición de nuevas herramientas y soportes no siempre alcanzados o contemplados por la ley, adquiere un rol fundamental. Durante el año 2017, el CIP conversó con diversos protagonistas de la nueva y la vieja escena de la industria publicitaria concluyendo, a partir de sus visiones y opiniones recibidas, que así como las herramientas que provee la institución son vitales para velar por los intereses de sus asociados, la información y la presencia activa y dinámica adquieren, cada vez más, un valor central a la hora de la defensa de los intereses y del justo desarrollo de las actividades.

Desde sus comienzos, el CIP tuvo un espíritu colaborativo. En ese entonces, la tarea era velar por el dinero de las agencias y medios a través de los mecanismos legales correspondientes, e impedir que se siguiera cursando a los anunciantes morosos. A través de esta institución, no solo se informaba a los asociados sobre las empresas que habían dejado de pagar, sino que era condición inquebrantable de los miembros no publicar ni gestionar publicidad a anunciantes denunciados. Informando a sus asociados, se facilitaba el bloqueo de acceso a las publicaciones hasta resuelto el pago de la deuda. Esta sola función, por puro accionar, implicaba de por sí sostener las reglas éticas en el mercado publicitario.

Adicionalmente, el CIP funcionaba como un mediador para resolver esos litigios de cobranzas, y con el tiempo fue generando una base de datos a la que accedían todos los asociados para informarse sobre la situación económica y financiera de actuales o potenciales clientes. De esta manera, el Centro de Informaciones de Publicidad se fue conformando como una marca que los titulares de agencias de publicidad colocaban en sus documentos comerciales como signo de pertenencia y, sobre todo, de prevención. Con este sello informaban a los anunciantes de la existencia de una entidad que los protegía en caso de falta de pago o de litigio.

Con el paso del tiempo, el CIP fue sumando nuevos servicios, siempre acordes con su misión de brindar a sus asociados la información pertinente. A las denuncias por falta de pago se agregó información actualizada sobre los aspectos contables, impositivos y legales, sumados a las novedades de la actualidad publicitaria y haciendo foco particularmente en la data dura: tendencias, estudios de audiencia e informes sobre el sector.

A principios de los años 2000, el CIP, atento siempre a las necesidades de sus socios, conformó un área de Capacitación que tuvo una excelente acogida entre sus asociados, particularmente en las medianas y pequeñas empresas. Actualmente, a dicha área se sumaron la de Prensa, la de Vía Pública y la Digital. Estas dos últimas acompañan las necesidades de dichos sectores en lo referente a la jurisprudencia, trabajando conjuntamente con las asociaciones y cámaras correspondientes.

En sus 52 años de existencia, el CIP se mantuvo atento a las necesidades del sector trabajando en la sustentabilidad del mercado. Sin embargo, actualmente se encuentra frente a un desafío que vale la pena enfrentar con entusiasmo. Así como se han producido grandes cambios en la industria, que ha adquirido un dinamismo y una transformación expansiva, han aparecido y continúan apareciendo nuevos actores. Mientras que hace 10 años todo el mundo publicitario sabía qué era el CIP, hoy muchos de esos nuevos jugadores lo desconocen, así como desconocen los servicios que brinda, la función que cumple y la necesidad que existe de velar por la equidad, las buenas prácticas y el correcto desempeño de la actividad. El desafío es, por tanto, llegar a los jóvenes publicitarios que –en su mayoría- pertenecen al negocio online. Es un desafío que nos brinda una inmejorable oportunidad en una economía que se postula como asociativa y que propone un nuevo modelo de empresas, reflejando un nuevo paradigma que podríamos definir –sin ninguna pretensión de originalidad- como el paradigma de la “uberización”. Las nuevas empresas del mercado publicitario tenderán a especializarse y a contar con partners para satisfacer los requerimientos de sus clientes. Esta característica ubica al CIP como uno de esos partners indispensables a la hora de acceder a un servicio de información actualizada referente al marco impositivo, legal, jurisprudencial, contractual y de mediación de conflictos. Sobre todo debido a que dichas empresas no contarán con áreas internas dedicadas a cada uno de estos temas.

Como muchas veces sucede, aquello que venía dado puede volver a verse como nuevo. Nos encontramos en tiempos en los que la vigencia del CIP adquiere una relevancia fundamental, ya sea apareciendo como una novedad o manteniendo una dinámica centrada en los requerimientos del mercado publicitario que trascienda el paso del tiempo, es decir, en tiempo real.

Aprovechando la presente para poner de manifiesto nuestros mejores deseos para el 2018 a nuestros 135 asociados y a toda la comunidad del mundo publicitario, los saludo afectuosamente.

Osvaldo Barbella
Presidente del CIP

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